Que ver en el desierto del Namib

Qué ver en el desierto del Namib Naukluft

Ruta de Swakopmund al desierto

Este trayecto entre Swakopmund y Sesriem, el punto neurálgico del Parque Nacional del Namib Naukluft, es de 345 km y se cubre en unas 4 horitas. Nosotros íbamos un poco más allá, al hotel Le Mirage Desert Lodge & Spa, a 370 km.

Es un trayecto monótono, con paisajes desérticos, algunas formaciones montañosas bajas y una verja que recorre toda la carretera de grava. Vimos en ella algún animal enganchado…

De vez en cuando se veía algún animal campando por allí; avestruces, cebras, algún antílope…

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primeras dunas en el trayecto a Sossusvlei

La única “atracción” en este trayecto es Solitaire, un pueblo, por llamarlo de alguna manera, perdido en medio de la nada, me recordó a los pueblos fantasmas del Oeste americano (Furnance Creek o Bishop).

En Solitaire hay dos cosas que obligan al viajero a parar; la gasolinera, en este punto, y teniendo en cuenta las pocas posibilidades de repostar que hay en esta región, todo el mundo pone gasolina. Y la pastelería; es famoso el pastel de manzana o “applestrudel” de aquí, aunque hay otros tipos, también.

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Gasolinera de Solitaire
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No os podeis perder el "Applestrudel" de Solitaire
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Una escena que me recordó a la película de "Cars"

También es muy descriptivo del lugar las carrocerías de coches abandonados que hay desperdigadas por la zona. Coches antiguos, casi todos, que llegaron hasta aquí, pero que no superaron las terribles condiciones meteorológicas del desierto y nunca más volvieron a ponerse en marcha.

Solitaire es una de las cosas curiosas que ver en el desierto del Namib

¿Cómo visitar el Parque Nacional Namib-Naukluft?

El desierto del Namib fue el último gran destino de nuestro viaje a Namibia. Es quizás, lo más representativo del país, las grandes dunas rojizas.

Preciosa duna de arena rojiza llegando al desierto del Namib

El desierto del Namib se extiende a lo largo de la costa de Namibia, entre el río Orange (frontera con Sudáfrica, al sur), y el río Kunene (frontera con Angola, al norte). Tiene una longitud de unos 2.000 km y una anchura que varía entre los 80 y 200 km.

El Namib está considerado como el desierto más antiguo del mundo. Se tiene constancia de que ya existía en la Era Terciaria, hace 65 millones de años, época en la que se extinguieron los dinosaurios.

En 2013 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El Parque Nacional del Namib Naukluft cubre unos 320 km de longitud y 120 km de ancho, entre Luderitz y el río Kuiseb. Esta formado por enormes dunas rojizas de hasta 300 metros de altura.

En el centro geométrico del parque se encuentra el área de Sossusvlei, la más espectacular y una de las mejores cosas que ver en el desierto del Namib, a la que se accede por Sesriem.

Safari en el Parque Nacional Etosha

Mira en este artículo como fue nuestra experiencia por Etosha

Sossusvlei recibe este nombre por los lagos (vlei) que se forman cuando llueve. Muchos de ellos están secos desde hace tiempo, aquí las lluvias son muy escasas, en este caso se llaman “deathvlei” (lagos muertos) y son paisajísticamente muy bonitos por estar rodeados de grandes dunas.

A Sossuvlei se accede por el valle de Tsauchab, que está rodeado de dunas cobrizas. Aquí se pueden ver las dunas más altas del desierto, como la famosa duna 45, de 300 metros de alto, o la duna 7, con 380 metros, la más alta. Estas dunas son una cosa imprescindible que ver en el desierto del Namib.

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Duna 45, una de las más altas del parque Namib Naukluft

El color rojizo de las dunas se debe al alto contenido en hierro de las arenas, que provienen del Kalahari. Dicen que si acercas un himán a la arena, se separan rápidamente las limaduras de hierro que abundan en ella.

Nosotros ascendimos la duna 45 a pie. La finura y el color de la arena es espectacular, pero también terrible para caminar sobre ella. Nos costó lo suyo llegar a la cima. Una vez allí no queríamos bajar, las vistas eran sobrecogedoras. Podíamos ver un mar de arena delante nuestro y otras enromes dunas al otro lado del valle.

Me maravilla las formaciones y los vertices de estas dunas. Son autenticas obras de arte efimeras de la naturaleza.

Solo había una acacia, en todo aquel entorno desértico, que destacaba, y bajo ella, en busca de sombra, un oryx del Cabo.

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Subiendo la duna 45
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Vistas desde la duna 45

La bajada de la duna fue más fácil, incluso hicimos alguna “croqueta”, no nos pudimos resistir…

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Yo caminando por el vertice de la duna 45
Kike sumergido en un mar de arena rojiza

Seguidamente, nos adentramos en el valle hasta llegar a un “deadvlei” o lago seco. Se veían allí restos de arboles quemados por el sol y el suelo color blanquecino de los sedimentos del agua que hubo, en otra época.

Vimos por allí varios onyx del cabo, siempre refugiados debajo de las escasas acacias. Pensé que era muy fácil cazar a estos bellos antílopes por aquí. Solo se ha de localizar un arbusto y seguro que debajo de estos hallarás un ejemplar.

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Oryx refugiándose del sol en uno de los pocos árboles de la zona

La salida del deadvlei fue complicada. La carretera estaba inhundada de arena y el vehículo 4×4 se nos quedó enganchado. A la ida habíamos cogido la velocidad suficiente como para no quedarnos embarrancados, pero al salir, nos debimos despistar y ahí nos quedamos. Tratamos de poner en práctica todos los trucos dakkarianos posibles; poner la 2ª y 3ª marcha, aplicar peso a las ruedas, poner alguna piedra en la rueda para hacer tracción, etc. Nada funcionaba… 

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Necesitamos ayuda para sacar nuestro 4x4 de la arena, un poco más y morimos deshidratados...

Ya nos veíamos ahí, debajo de la solana, deshidratados y acosados por los buitres, horas perdidas… De pronto, apareció por allí un vehículo de safari vacío, que nos ofreció ayuda. El conductor ató una cuerda a nuestro coche y poco a poco fue sacándolo de la arena hasta que encontró una superficie que nos permitiese circular sin problemas.

Le dimos las gracias a aquel buen samaritano y continuamos nuestro viaje por el desierto de Namibia. Vimos alguna gacela refugiada en la sombra de una acacia e incluso un cráneo de un oryx sobre la arena, éste no soportó la calor…

Habíamos visto el desierto desde el aire, durante el sobrevuelo en avioneta del desierto de Namibia. Ahora lo estábamos visitando desde tierra firme. Nos pareció un espacio tan inmenso e inabarcable, de unas medidas colosales, como el Gran Cañón del Colorado. Son fenómenos geológicos, ambos, que escapan a la medida del ser humano, por eso, creo, nos fascinan tanto.

Nuestro alojamiento en el desierto del Namib

En el desierto del Namib nos alojamos en Le Mirage Desert Lodge & Spa. ¡Qué maravilla de alojamiento…!, valdría la pena volver a Namibia solo para estar alojado en este hotel durante un par de noches…

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Preciosa habitación en Le Mirage Desert Lodge & Spa

Está ubicado a unos 70 km de Sossusvlei, así que fuera de la influencia turistica del parque.

Se trata de una especie de Karavansarai o fortaleza, en medio del desierto. Es un complejo fortificado de aspecto medieval. Dentro, solo entrar, te encuentras con un palmeral y una piscina maravillosa de un azul precioso, entorno a la cual se distribuyen las habitaciones.

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Piscina dentro del hotel Le Mirage Desert Lodge & Spa

El edificio tiene dos niveles, en la parte de abajo se encuentran las salsa comunes; vestuarios, bar, salas de masajes, spa, salas de estar con sofás de piel, etc. En el nivel superior están las habitaciones, no hay muchas, pero todas son tipo suite.

Las habitaciones son enormes, sobra espacio, con altos techos. Pintadas de un color rojizo que recuerda al de las dunas de Sossusvlei y decoradas con un estilo arabesco, con camas altas, doseles y cortinas blancas. Todas tienen ventanas y terracitas que dan al desierto.

Vimos que el hotel tenía varias habitaciones sin techo, es decir, para pasar la noche durmiendo bajo las estrellas. Me pareció una idea genial…

Uno de los días que estuvimos alojados allí, tuvimos la suerte de contemplar la puesta de sol. Nos sentamos allí, alrededor de una fogata, con un Apperol Spritz, contemplando la caída del sol. Fue maravilloso, una de las puestas de sol más bonitas que recuerdo. Las tonalidades de luz fueron variando a medida que el sol se escondía, de más claras a más cálidas… Vimos corretear por allí algún chacal y algún antílope.

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Contemplando la puesta de sol con una cervecita bien fresquita
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Puesta de sol memorable en el desierto del Namib

El hotel sirve también la cena a la intemperie. Vimos como montaban una fantastica barbacoa a un grupito. Nosotros cenamos en un restaurante interior, también decorado muy exóticamente. Fue una cena a la carta, la mejor del viaje.

Sin duda, recomiendo el Le Mirage Desert Lodge & Spa para vuestro viaje a Namibia. Una autentica pasada de hotel…