Viajar a el Cairo

El Cairo

Como os comentaba anteriormente, los horarios de los vuelos de Egyptair son terribles… por lo menos desde España.

A la ida siempre se llega tarde a El Cairo y al regreso siempre se sale muy pronto por la mañana, así que, en todos los viajes a Egipto en familia, se pierde tanto el día de ida como el de regreso.

En nuestro caso, el vuelo salía de Barcelona a las 16:25 y llegó a El Cairo a las 20:30. Recogimos maletas y nos encontramos con un joven, Ibrahim que nos ayudó en los trámites de aduana.

Ibrahim iba a ser nuestro coordinador del viaje y en alguna excursión, nuestro guía particular.

Ese día llegamos al hotel Marriott Mena House sobre las 22:00h. dejamos las maletas y nos llevaron a cenar a un restaurante cercano al hotel. Resulto que era un negocio de la familia de Ibrahim.

Era un local correcto, nos trajeron un montón de cosas para comer, es muy típico de Egipto probar un poco de todo; el “ful”, es el plato egipcio por excelencia, lleva habas y especias, y se acompaña de pan árabe, rábano, cebollas y huevos duros.

También nos trajeron “baba ganoush” (pure de berenjenas), “bamia” (planta egipcia llamada ocra, cocida con salsa de tomate), “fatta” (plato de carne o pollo, mezclado con arroz y cubierto de yogur, nueces y pasas, todo gratinado), “kebab” (pinchos morunos de carne de cordero asado con perejil), “kufta” (albóndigas de carne de cordero picada de forma alargada, aderezado con especias), “mahshi” (hojas de parra rellenas de arroz con verduras y tomate), “hummus” (pasta de garbanzo) y salsa de yogur.

Fue la primera prueba de fuego para nuestros estómagos occidentales. Fuimos todos prudentes y no nos arriesgamos a probar cosas raras, no vaya a ser que la “maldición de Tutankhamon” nos afectase ya a primeras de cambio…

Regresamos al hotel y tratamos de ver las pirámides desde la ventana de nuestra habitación. Era oscuro y no se veía nada… pero se podía intuir una forma, muy difuminada, que podrían ser ellas. A la mañana siguiente lo comprobaríamos.

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Vistas desde el jardin del Mena House Hotel
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Mi mama en la entrada del Mena House Hotel

Nuestro hotel en El Cairo: Marriott Mena House

Situado en la zona de las pirámides de Giza, con vistas a las pirámides desde el jardín. Es todo un clásico de el Cairo, conserva su aire colonial. Una elección fantástica.

¿Qué ver en El Cairo?

Esta mañana nos hemos despertado prontito… nos espera un día intenso de visitas en El Cairo.

Lo primero que hemos hecho ha sido correr las cortinas y ver las vistas desde nuestra habitación… Oh Dios mío!!! Que barbaridad!!! Teníamos las pirámides justo delante y ayer por la noche ni las veíamos… Qué privilegio poder contemplar una de las maravillas de la antigüedad desde tu propia habitación… por eso me gusta esta ubicación en El Cairo, no hay mejores vistas en el mundo que las que estamos contemplando ahora mismo…

Después de flipar un rato con las vistas y adecentarnos, bajamos a desayunar y comentar con mis padres y Reyes la primera sensación de la mañana. Ellos también tienen vistas a las pirámides y están alucinados…

Esta mañana iniciamos el programa de visitas yendo a visitar el recinto de las pirámides y la esfinge.

En este artículo no pretendo dar información técnica ni datos históricos precisos, tan solo situar un poco cada monumento en su contexto histórico y daros mis impresiones al contemplarlos.

Las pirámides, como os debéis imaginar, son “la joya de la corona” de Egipto. No hay nada más famoso en el país que estos 3 monumentos colosales.

Su fama es histórica, ya en tiempos del historiador griego Herodoto se hablaba de ellas. No en vano, forma parte de las 7 Maravillas de la Antigüedad, es más, es el único monumento de esta lista que queda en pie actualmente.

Las 7 Maravillas Antiguas fueron; Las pirámides de Egipto, los jardines colgantes de Babilonia, el templo de Artemisa en Éfeso, la estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría. 

Es, por lo tanto, y según mi criterio, el monumento más importante que tenemos en nuestro planeta ya que ha sobrevivido 4.000 años, algo excepcional no creéis?

Gabriel, nuestro guía durante todo el viaje, un tipo de mediana edad (unos 50 años), fuerte, guapote, de tez oscura y pelo corto muy negro.

Hablaba un buen castellano, obviamente con acento árabe, pero tenía un buen manejo del idioma y además hablaba muy rápido, para mi demasiado…

Las pirámides, como os debéis imaginar, son “la joya de la corona” de Egipto. No hay nada más famoso en el país que estos 3 monumentos colosales.

Las Pirámides de Gizah, el monumento más importante que ver en el Cairo

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Mirador de las pirámides
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Pirámide de Keops, la más grande
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Pirámide de Kefren, la mediana
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Típica foto con las pirámides
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La inmensidad de las pirámides
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Desde el mirador de las pirámides
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Pirámide de Kefren

Nos llevaron hasta el recinto de las pirámides en un minibús, aunque hubiéramos podido ir caminando.

Allí Gabriel nos dio su primer discurso explicándonos las particularidades de la pirámide de Keops, la más grande (137 metros de altura actualmente). Mientras nos hablaba, nosotros mirábamos embelesados el monumento.

Había mucha gente y mucho ambiente por allí; otros grupos de turistas, egipcios vagando por allí, calesas tiradas por caballos… 

Nos acercamos a la pirámide hasta tocarla. Desde aquí, la perspectiva es impresionante. Te das cuenta de las dimensiones tan descomunales que tienen estas estructuras.

La “gran pirámide”, la de Keops, está formada por 2,3 millones de bloques de piedra, cada uno de estos bloques pesa una media de 2,5 toneladas, imaginaros lo que supone esto… Nos estuvimos haciendo fotos desde todos los ángulos, pero creedme que ninguna foto hace justicia a lo que son las pirámides en realidad.

Solo estando delante de ellas te das cuenta de la excepcionalidad de este monumento.

Una vez dimos varias vueltas a la gran pirámide y recibimos todos los datos históricos por parte de Gabriel, entramos al interior, donde está la cámara del Rey y donde aún se conserva el sarcófago de granito del faraón Keops.

Para llegar hasta aquí, se han de recorrer varios pasadizos estrechos, alguno incluso a gatas y varias escalinatas estrechas, con el calorazo y la gente amontonada… no apto para gente que tenga claustrofobia… La sensación de estar dentro de la pirámide, en medio de toda aquella masa de piedra es interesante.

Mi padre no quiso entrar, sufre de claustrofobia y tiene las rodillas muy cascadas. Mi madre, sí, se apunta a un bombardeo, así que nos acompañó en la micro expedición.

El recinto de las pirámides está compuesto por las 3 pirámides; la de Keops, Kefren y Micerinos. También por la Esfinge.

Las pirámides son tumbas reservadas para los faraones y sus reinas. Hay bastantes en Egipto, pero estas de Giza son las más importantes y grandes.

La pirámide fue utilizada durante el Antiguo Imperio (III-VI dinastías) y en parte durante el Imperio Medio (XI-XII dinastías).

El sentido de la forma piramidal es para que el faraón difunto ascienda hacia el firmamento y se reúna con el sol, lejos de las tinieblas del panteón.

Pero también es en sí misma una emanación del sol, una cristalización mineral de los rayos de este astro.

Nos acercamos caminando hacia la pirámide de Kefren (hijo de Keops). En el corto trayecto nos asaltaron varios vendedores de souvenirs, que aquí son bastante insistentes y casi nos atropella alguna calesa de caballos, que circulan por aquí, como en un circo romano.

Había también un egipcio ataviado con una túnica y un camello para que posaras con la pirámide de Keops de fondo.

El cuadro era bonito, la verdad, y me animé a ponerme el turbante y coger las riendas del camello, que ni se levantó del suelo, solo gruñía para que le dejáramos en paz…

La de Kefren es la pirámide mediana en tamaño, igualmente colosal (136 metros de altura). Me fijé que cada una de las pirámides tiene a sus lados varias pirámides pequeñas.

La pirámide es el elemento principal de un conjunto que comprendía, además de la propia pirámide, un templo funerario (templo alto), una pequeña pirámide aneja (con una función ritual o simbólica) y una calzada que comunicaba con un templo de acogida (o templo bajo) situado al pie de la meseta, en el límite del desierto, y unido al Nilo por un estanque y un canal.

La pirámide de Kefren se caracteriza por su “sombrero” blanco en la cúspide. Se trata del resto del revestimiento de caliza que la cubría enteramente, como sucedía también con la de Keops antiguamente.

Finalmente llegamos a la pirámide más pequeña, la de Micerinos, muy hermosa de forma, con sus primeras gradas de basalto y sus dependencias subterráneas bien conservadas, sin embargo, no entramos a verlas. 

Para finalizar la visita de las pirámides, nos llevaron a un mirador desde donde hay una perspectiva increíble de las 3 pirámides con el desierto envolviéndolas.

Estuvimos un rato haciéndonos fotos y contemplando las vistas. Recuerdo que, en mi primer viaje, salían desde aquí mini excursiones en camello, para volver al punto de partida, pisando un poco de arena del desierto. En esta ocasión no ví ningún bereber por aquí.

Regresamos a nuestro minibus con la sensación de que la visita había sido muy rápida.

Nos quedamos con las ganas de sentir las pirámides, de deambular y sentarnos un rato a contemplarlas, de tratar de grabar aquel momento en nuestra memoria.

Dijimos que, como estábamos alojados en la zona de las pirámides, volveríamos al día siguiente por nuestra cuenta a hacer una segunda visita de las pirámides.

Visita de la Esfinge, un monumento enigmático que ver en el Cairo

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La Esfinge con las pirámides detrás

La siguiente visita fue a la Esfinge. Este monumento también forma parte del complejo de las pirámides, pero la entrada para visitarla es por otra zona.

De hecho, es la figura colosal del faraón Kefrén (el de la pirámide mediana). Esta estatua mide 73 metros de largo por 20 metros de alto.

Es sin duda una imagen misteriosa, con cuerpo de león y cabeza humana.

La esfinge, erigida 25 siglos antes de nuestra era, permaneció largo tiempo oculta bajo la arena, por eso se ha conservado tan bien. 

Pese a sus colosales proporciones, los contornos son tan suaves como puros; la expresión de la cabeza, aunque desnarigada, es dulce, graciosa y tranquila; sus rasgos son africanos; pero la boca de labios gruesos tiene una suavidad de movimiento y una elegancia en la ejecución verdaderamente admirables.

Un monumento de estas características indica sin duda un alto grado de perfección artística…

Tras las explicaciones de Gabriel, nos estuvimos haciendo las típicas fotos dándole un beso en la boca a la esfinge o apoyados en ella.

De regreso al minibús, pasamos por una zona donde estaba lleno de tenderetes de souvenirs.

Había allí una chica joven con unos ojos hipnotizadores preciosos, con un pañuelo tapándole la cabeza y con unos adornos metálicos que le daban un aspecto de reina exótica de alguna tribu del desierto.

Que monada de niña… le pregunté cuántos años tenía y como se llamaba, pero no nos entendimos… me imagino que sería de clase social humilde, sin acceso al conocimiento de idiomas…

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Amor a primera vista con la Esfinge
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Enigmática Esfinge

Todo viaje a Egipto ha de incluir un par de días en el Cairo y un crucero por el Nilo. Ambas cosas se complementan a la perfección y hacen que el viaje a Egipto sea perfecto.

¿Qué ver en Menfis? una excursión interesante que hacer desde el Cairo

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Coloso de Ramsés II tumbado
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Estatua de Ramsés II

Nuestra siguiente visita del programa era la antigua capital, Menfis, a unos 30 km de El Cairo.

Parte del trayecto transcurre paralelo a un canal de tamaño considerable del río Nilo, que nos impresionó por lo sucio y contaminado que estaba.

Había zonas llenas de escombros y basura, sin duda, los habitantes utilizaban aquello como un vertedero…

De la ciudad de Menfis no quedan más que algunos vestigios aislados, pero una visita a esta población es necesaria ya que tanto las pirámides de Giza, como la de Saqqara, son las principales necrópolis de Menfis.

Esta población desempeñó un papel esencial en la historia de Egipto durante más de tres milenios. 

A la entrada del recinto arqueológico, un pabellón alberga un gran coloso de piedra, actualmente tumbado.

Se trata de una estatua con la efigie del faraón Ramses II. Se puede subir a un primer piso, desde donde se observa la estatua desde la altura.

Detrás del edificio que alberga el coloso, un invernadero que hace las veces de museo al aire libre, contiene diversos monumentos procedentes del recinto arqueológico; estatuas, estelas monumentales y una hermosa esfinge llamada “esfinge de alabastro”.

¿Qué ver en Saqqara? una visita interesante que hacer para entender las pirámides del Cairo

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Pirámide escalonada de Saqqara

Finalizada la visita de Menfis, nos dirigimos a Saqqara, para visitar la pirámide escalonada y el complejo funerario del faraón Djoser, de la III dinastía.

Lo lógico hubiera sido empezar el programa de visitas por este recinto, ya que es el más arcaico y donde se puede ver y comprender mejor la evolución de lo que llegaron a ser las pirámides. Pero no lo hicimos así… en Egipto planifican las visitas a su manera…

Aquí en Saqqara pudimos ver la pirámide escalonada de Yoser, una construcción donde se aprecia perfectamente la evolución de lo que luego fueron las pirámides.

En un principio, la tumba del rey tenía el aspecto de una gran mastaba (una construcción rectangular maciza hecha de ladrillos de adobe).

Cuando se superpusieron varias mastabas encima, hasta 6, se convirtió en una pirámide.

Recuerdo ver pasar por delante de la pirámide un paisano montado en un burro, una imagen que probablemente, se ha repetido diariamente a lo largo de 4.000 años.

También se veía alguna zona de la pirámide con andamios de madera, supongo que estarían haciendo trabajos de conservación… con el mismo material que utilizaban los antiguos egipcios

El recinto arqueológico es también muy importante por el conjunto funerario de Djoser, donde hay un templo con una columnata impresionante, larga y estrecha y unos relieves maravillosos de agricultores y ganaderos, con sus animales y herramientas, de los mejores que se pueden ver en Egipto.

Ya de regreso a El Cairo, se pueden ver a lo lejos desde la carretera, las pirámides de Dashur, destacando la pirámide acodada de Djoser, enorme e imperfecta, representa una forma piramidal de transición.

Este conjunto arqueológico se acaba de abrir al público después de 50 años de restauraciones, las visitaré en mi próximo viaje a Egipto.

Paramos a comer en una especie de merendero que había a medio camino. No había nadie y como estaba en una especie de oasis entre palmeras, estaba muy tranquilo y a gusto.

A la entrada del restaurante había un horno de pan. Una mujer sentada en el suelo iba haciendo pan árabe, calentito, buenísimo. Mi madre se sentó con ella, como si fueran amigas y trató de imitarla.

Estoy seguro de que aprendería la mecánica rápidamente. Estuvimos comiendo y charlando con un tipo de Alicante que nos contó su vida y milagros. Fue interesante, viajaba solo.

Esa tarde tuvimos varias horas de descanso en el hotel. Yo me pegué una siestecita para recuperarme del madrugón y del tute que nos habíamos dado aquella mañana.

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Jeroglíficos de la tumba de Zoser
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Relieves en la tumba de Zoser

¿Qué ver en El Cairo de noche? una excursión divertida que hacer en el Cairo

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Entrada al mercado de Khan el Khalili

Sobre las 19:30 habíamos quedado con Ibrahim para vivir una “noche cairota”. Nos pasó a buscar por el hotel y nos llevó al centro de El Cairo, a la zona del gran mercado Khan El Khalili.

Estuvimos paseando por las callejuelas, llenas de gente y tiendecitas. El ambiente era fantástico, además no había ningún turista, todo era gente local, lo que le da un toque de autenticidad al paseo.

Nos pareció que El Cairo era una gran ciudad, moderna y con ganas de evolucionar.

Muchas chicas jóvenes vestían pantalones tejanos, muchas otras todavía tapadas con el hiyab… me dio la sensación de estar viendo la transición de una sociedad tradicional, que se ha mantenido cerrada durante miles de años, a una sociedad moderna, con ganas de abrirse al mundo y subirse al tren del siglo XXI.

Tan solo fue una sensación visual, me imagino que, a nivel de sociedad, costumbres y valores, debe haber una lucha tremenda entre las diferentes generaciones de egipcios.

Las tiendas estaban iluminadas, así como las mezquitas, con luces de colores, como si fuera navidad. Creo que próximamente iba a ser el mes del Ramadán y la decoración de las calles ya estaba preparada.

Vimos tiendas de todo tipo; de dulces, de vestidos de novia, de jabones, de pipas tipo “shisha”, aquí se fuma mucho, peluquerías, tiendas de fruta y zumos, bares, cafés, tiendas de souvenirs, etc.

Khan El Khalili es un zoco (mercado árabe) inmenso y nos estábamos metiendo por sus callejuelas.

En la terraza de un café nos encontramos con un grupo de personas fumando shisha, tomando té y cantando al ritmo del tam-tam, estaban muy alegres y parecían encantados de que les mirásemos.

Mientras mi madre y Reyes no desperdiciaban la ocasión de preguntar precios de telas y otras cosas que les resultaban “monas” de los tenderetes.

Hasta que llegamos a El Fishawi Café o el “Café de los Espejos”. Este es uno de los clásicos de la ciudad. Situado en una callejuela estrecha en medio del mercado, aquí se reunían hace unos años intelectuales y escritores, como el premio nobel Naghib Mahfuz.

El local mantiene un aroma bohemio. Está decorado con grandes espejos con marcos dorados y lámparas tipo araña polvorientas colgadas del techo, celosías de madera y molduras rococo, que crean una encantadora atmósfera de decadencia.

Aquí estuvimos un buen rato charlando con Ibrahim y fumando, Alex y yo una shisha cada uno.

Mi padre no quiso ni probarla, no sé porque… mi madre y Reyes estaban un poco escandalizadas de ver lo que estábamos disfrutando con aquello.

Ibrahim nos explicó un poco su vida. También hablaba un buen castellano, era mucho más tranquilo que Gabriel y parecía más cercano, con ganas de explicarnos cosas de Egipto, no de los monumentos, sino de la vida real, de la sociedad actual.

Nosotros somos muy inquietos, así que no paramos de charlar.

La noche era fresca y el paseo fue fantástico. Conocimos una parte de Egipto diferente a la faraónica.

Conocimos El Cairo vivo, el de la gente de hoy en día, los herederos de Ramses II. Para concluir el día, nos llevaron a cenar al “Charmerie”.

Era un restaurante con decoración arabesca, podría ser escenario de una película de Indiana Jones, sin cambiar ni una sola bombilla… era un sitio “cool”, la gente iba bien vestida y se veía un buen restaurante.

En cuanto a la comida, pues un poco más de lo mismo que siempre; cordero, pan árabe calentito muy rico, hummus, berenjenas, pinchos morunos, yogur, etc.

Esa noche nos fuimos a dormir reventados, pero muy contentos con lo que habíamos conocido hoy.

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De paseo por Khan el Khalili por la tarde-noche
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Tienda de shishas, está lleno!
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El famoso café de los Espejos
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Ambiente en el Cairo de noche

Visita de la Ciudadela de Saladino, uno de los lugares históricos que ver en El Cairo

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Mezquita de Alabastro

Esta mañana bajamos al buffet del hotel con las energías renovadas. Todos habíamos descansado y estábamos dispuestos a descubrir cosas interesantes en El Cairo.

Gabriel nos pasó a buscar por el hotel y fuimos a la Ciudadela de Saladino.

Desde tiempos inmemoriales, esta ciudadela ha llamado la atención de los gobernantes de El Cairo, seguramente por su ubicación, en lo alto de una colina que domina toda la ciudad.

Saladino la rodeó de fortificaciones a partir de 1176, a fin de proteger el país de los ataques de los cruzados.

Los sultanes mamelucos establecieron allí su cuartel general y construyeron varios edificios, entre ellos un gran palacio, Qsar al-Ablaq, y un acueducto de 3.400 m de longitud.

En la época otomana, la Ciudadela se convirtió en una autentica ciudad alta, con dos barrios residenciales donde vivían los jenízaros y los asab.

Durante su reinado, Mohammed Ali estableció allí su residencia principal y la sede del gobierno.

Reconstruyó la muralla y emprendió la construcción de edificios civiles y militares, así como de la mezquita que lleva su nombre.

Allí, en el interior de la espectacular mezquita de Mohammed Ali, contemplando la bóveda ricamente decorada con motivos arabescos, las robustas columnas de mármol y la inmensa lampara que ocupaba todo el centro del templo, nos sentamos en el suelo alfombrado toda la familia y Gabriel, descalzos y las mujeres con un pañuelo tapando la cabeza y los hombros.

Gabriel nos explicó todo sobre la religión musulmana, cuáles eran sus preceptos, sus obligaciones, sus pensamientos, sus reglas.

Nos enseñó a rezar y todo el protocolo que requiere cada sesión. Fue una lección de teología que nos encantó a todos.

Nos dimos cuenta de que la religión cristiana y la musulmana no son tan diferentes, de hecho, comparten el Antiguo Testamento y muchos pensamientos.

Lo que ocurre es que cada uno interpreta la religión como le da la gana, en su propio interés, y ahí es cuando se entra en conflicto…

Tras la charla, estuvimos contemplando las fantásticas vistas de la ciudad durante un rato. El Cairo se ve enorme desde aquí.

Es una ciudad caótica, con edificios feos, a medio construir, muy extensa.

Se veía a lo lejos como la ciudad se termina justo donde se encuentra con el desierto, allí, estaban las milenarias pirámides, resistiendo el paso del tiempo, sobreviviendo al ser humano y a las temperaturas infernales.

Seguidamente hicimos una visita de una horita al mercado de Khan El Khalili. Mi madre y Reyes querían comprar unas telas que habían visto.

El ambiente no tenía nada que ver con el que vimos ayer por la noche, había poca gente y muchas tiendas estaban aún cerradas.

Mi padre y yo nos quedamos en la terraza de un café observando a la gente. Había allí una mezquita con unos parasoles en forma de palmera muy curiosos e ingeniosos.

El ajetreo de gente entrando y saliendo del templo era continuo. Las mujeres entraban por una puerta y los hombres por otra.

Había gente de aspectos muy curiosos, de película… fue una espera muy distraída.

Museo de Arte Egipcio, otra de las visitas que no os podeis perder en vuestro viaje al Cairo

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Entrada del Museo Egipcio de El Cairo

Sobre las 11:00 llegamos al Museo de Arte Egipcio de El Cairo. Teníamos varias horas para visitarlo, aunque si por mi fuera, dedicaría una semana entera para descubrir pausadamente cada una de sus secciones.

Si al principio de este artículo os decía que las pirámides son el monumento más importante de nuestro planeta, ahora os digo que este museo está en el top 5 de museos más importantes del mundo.

Este museo se ideó para salvaguardar la cultura faraónica. Aquí se encuentran las piezas más importantes de la historia antigua de Egipto.

El edificio que alberga la colección fue construido en 1902, a la medida para exponer las piezas que tenían entonces.

Es un edificio neoclásico de color rosáceo, situado frente en la plaza Tahrir.

Este edificio se ha quedado obsoleto, pero ese aspecto decadente le da más encanto, si cabe, a la visita.

El ambiente del museo, tanto del exterior como de su interior rememora los inicios de la egiptología, allá por los primeros años del siglo XX, una época de grandes descubrimientos.

Hoy en día se está construyendo cerca de las pirámides un museo nuevo para albergar dignamente todas estas maravillas, con todas las garantías de la tecnología moderna.

Este se ve desde la carretera que va del centro de El Cairo a Giza y parece descomunal. Dicen que la parte del museo actual que no se ve, es tan grande como la que se visita, pues los sótanos del museo albergan otros tantos tesoros. En el nuevo museo quieren exponerlo todo…

Allí estábamos, dispuestos a empaparnos de belleza. Había bastante gente. Gabriel nos dirigía hacia donde él quería, nos decía lo que tenía aprendido para cada pieza importante y continuamos.

Quisimos ralentizar un poco el ritmo de la visita ya que pasaba por alto muchas piezas interesantes.

Nos dijo que para ver lo más importante del museo teníamos que ser ágiles en la visita, pero le dijimos que preferíamos ver menos cosas, pero más a fondo.

Mis padres ya tienen una edad y lo de ver un museo con estrés no es lo que más les apetecía, así que decidimos ir con calma.

Este museo es espectacular mires por donde mires. Cada pieza es hermosa y valiosa, cada objeto es un tesoro… aquí podríamos reproducir el diálogo que tuvieron los descubridores de la tumba de Tuthankamon, cuando Lord Carnavond le preguntó a Howard Carter, que se disponía a mirar por primera vez a través de un boquete, en el interior de la tumba del joven faraón; “Can you see anything?” (¿Puedes ver algo?) y Carter respondió; “Yes, wonderful things…” (Si, cosas maravillosas…)

Lo más impresionante de este museo es la colección de la tumba de Tutankhamon.

Ocupa una parte importante del segundo piso del museo. Debemos tener en cuenta que Tutankhamon fue un faraón que murió joven, se dice que, a los 18 años, y de forma inesperada.

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Sarcófago de Tuthankamon
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Sarcófago de Tuthankamon
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Maniqui de Tutankhamon
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Objetos funerarios de Tutankhamon

Así que prácticamente no tuvo tiempo de gobernar y por lo tanto pasó a la historia discretamente, es decir, no fue un faraón importante.

Lo es para nosotros por el valor arqueológico que tiene haber encontrado su tumba intacta. Con esto quiero decir que, si la tumba de un faraón menor ya nos parece impresionante, imaginaros lo que debía ser la tumba de un faraón importante como Ramses II

Allí estaban las cajas que contenían el sarcófago del faraón. Cada una encajaba perfectamente con las demás, como una matriuska, para guardar la momia de Tutankhamon.

También, en una sala con todas las medidas de seguridad imaginables, se pueden ver el sarcófago, y las máscaras funerarias, con todos los adornos y figuritas que acompañaban al difunto.

En esta sala no está permitido hacer fotografías. Rondaban por allí varios vigilantes de incógnito que iban regañando a todo aquel que se saltase la prohibición, a mí me toco varias veces… Estábamos todos alucinados de ver aquel célebre tesoro.

Alex y yo ya lo conocíamos de nuestro viaje anterior, pero una cosa como esta te deslumbra todas las veces que lo contemples… Mis padres y Reyes estaban maravillados.

Para ver la máscara funeraria de Tutankhamon has de viajar a El Cairo.

Está prohibido por ley que esta pieza salga de Egipto, es, diríamos, el objeto más preciado de todo el país.

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Mascaras funerarias época no faraónica
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Máscaras funerarias época dominación romana
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Sarcófagos preciosos
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Sala de las momias reales

Otra de las secciones que me gusta mucho de este museo son las vitrinas con los sarcófagos que tienen amontonados, mal expuestos, como si fueran cualquier cosa, pero si te fijas en cada uno de ellos, son increíbles… también las vitrinas con las máscaras funerarias de los nobles o gente con dinero.

Son más sencillas y humildes que las de los faraones, obviamente, pero igualmente bellas y originales.

Es fantástico ver como miles de años después de los faraones clásicos, ya en fechas próximas al inicio de nuestra era, se seguían costumbres funerarias milenarias y se seguían adorando a los mismos dioses.

Estas máscaras funerarias lo demuestran, serían de la época de Cleopatra, ya al final de la civilización faraónica, cuando Egipto se convirtió en un estado vasallo de Roma.

Alex y yo entramos en la sala de las momias reales, que se ha de pagar a parte. Mis padres y Reyes no quisieron entrar… Entramos en silencio, había una luz tenue en la sala y la gente que paseaba por ella no articulaba palabra.

Todo el mundo sabe que estamos ante muchos de los grandes faraones egipcios y su sola presencia impone el máximo de los respetos.

Podíamos ver las momias egipcias reales estiradas en sus vitrinas, lo que queda de sus pequeños cuerpos inertes tras la momificación y del paso de casi cuatro milenios.

Son los reyes, faraones de Egipto de la XVIII y XIX dinastía principalmente, del Imperio Nuevo.

Momias reales como la mítica Hatshepsut, Amenhotep o Amenofis II, Tutmosis II, Tutmosis III, Tutmosis IV, Seti I, Ramsés II, etc. Teníamos a muchos de los grandes faraones ante nosotros.

La increíble reina Hatshepsut de Deir el Bahari, hija de Tutmosis I y esposa de Tutmosis II, faraona y regente del gran Tutmosis III, el faraón guerrero. Seti I y su hijo Ramsés II también yacen en estos modernos sarcófagos de cristal.

Los miró de uno en uno, tratando de ver el pasado a través de sus caras momificadas.

Es una de las experiencias viajeras más impactantes que he tenido.

Todas esas esculturas idealizadas de piedra, todos esos cartuchos de jeroglíficos, todos esos dibujos en papiros, se transforman ahora en los verdaderos cuerpos de aquellos reyes, al menos en lo que queda de ellos, en estas momias egipcias.

Tuvimos a la HISTORIA con mayúsculas frente a nosotros.

Pudimos ver también la sección del faraón “hereje”, Akenathon (Amenofis IV), marido de Nefertiti y supuestamente padre de Tutankhamon.

Este faraón desafió a toda la sociedad de su época al declarar como único dios a Atón. Egipto era desde siempre una sociedad politeísta.

Ahora todos los dioses quedaban relegados y oficialmente solo se podía adorar a uno. Esto supuso grandes cambios no sólo religiosos, sino políticos y sociales.

Sobre este faraón hay muchas leyendas, se dice que cuando murió quisieron borrar de la faz de la tierra su reinado, no incluyéndose en los listados históricos de los faraones de Egipto, y borrando su rastro de las pinturas de los templos… tampoco se ha encontrado su tumba ni su momia, seguramente la destruyeron en su época. 

Hay una gran estatua de este faraón y varias estelas funerarias adorando al gran disco solar.

Este faraón es extraño, no solo en su físico, parece un poco deforme, con una cabeza estilizada y un cuerpo grande. Ciertamente le ronda un aura de misterio a este personaje histórico…

La visita del museo estaba siendo muy interesante. Gabriel ya había dado por concluido su trabajo y nos dijo que a las 14:30 nos encontraríamos fuera del museo para ir a comer.

Así que seguimos explorando el museo cada uno a su aire, durante un rato.

Al final, invertimos 4 horas en visitar el museo, para mi, tiempo totalmente insuficiente, pero es lo que hay cuando te embarcas en un viaje a el Cairo, programado.

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Estatua de madera
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Copiando jeroglíficos
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Escriba sentado
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Estatua de Keops
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Estatua faraónica
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Impresionante estatua de basalto

Muy a pesar nuestro salimos del museo y nos reunimos de nuevo con Gabriel.

Seguidamente fuimos a comer a un barco que está anclado al otro lado de la ribera del río Nilo.

Allí repusimos fuerzas para continuar con el programa de visitas.

Nos trasladamos en minibús hasta el barrio copto de El Cairo. Cuando los árabes conquistaron El Cairo, llamaron “coptos” a los habitantes autóctonos que residían en la ciudad, casi todos cristianos ortodoxos.

Según el evangelio, en esta zona de la ciudad residió la “Sagrada Familia” durante su exilio en Egipto.

Estuvimos caminando un rato por las callejuelas, se veía todo limpio y pulido.

Entramos en la iglesia de Santa Maria, también conocida como “iglesia Colgante”.

Era un templo más bien pequeño, muy bien cuidado, de ladrillo visto, con decoración arabesca, celosías e imágenes de San Jordi, la Virgen y otros santos cristianos ortodoxos.

Estuvimos un rato tranquilos allí, mi madre y Reyes seguro que rezaron.

Estaba fresquito y ya estábamos bastante cansados de la intensa mañana que habíamos tenido.

Al salir del barrio, caminando, pasamos por una zona con varias tiendas de souvenirs y estuvimos cotilleando a ver que tenían.

A mi madre, Reyes y Alex les encanta rebuscar en las tiendas, en busca de oportunidades. Una de las tiendas tenía varias mascaras que parecían antiguas, pero obviamente, solo lo parecían.

Son objetos que fabrican y que les dan un aspecto erosionado por el tiempo, pero se ve a leguas que son producciones artesanales modernas.

También tenían las representaciones más kitsch que he visto nunca de la máscara funeraria de Tutankhamon y el busto de Nefertiti.

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Iglesia de Santa Maria en el barrio copto

¿Cómo es el espectáculo de luz y sonido de las pirámides en el Cairo?

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Espectaculo de luces y sonido de las pirámides
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Luces y sonido en las pirámides

Regresamos al hotel, donde estuvimos descansando un rato, pero el día no se había terminado todavía, aún quedaba el espectáculo de luces y sonido de las pirámides.

Habíamos preguntado el precio de esta actividad al operador que nos daba servicio en Egipto, pero también habíamos visto el precio de la entrada en las taquillas, ayer, cuando fuimos a visitar la esfinge.

Salía mucho más económico hacer esta actividad por libre, tomando un taxi desde el hotel que nos llevó hasta la entrada del recinto, allí compramos nosotros mismos las entradas y volvimos de nuevo en taxi.

Mi padre se quedó en el hotel, ya tenía bastante por hoy… es de irse a dormir pronto.

Así que nos plantamos allí mi madre, Alex, Reyes y yo. Cogimos un buen sitio porque no había mucha gente, luego se fue llenando un poco más.

La noche era muy agradable, pero más tarde empezó a soplar un poco de viento y se volvió fresca. 

El espectáculo de luces y sonido está bastante bien. Es una visión de las pirámides y la esfinge diferente.

Dura una horita aproximadamente y una voz misteriosa va explicando en inglés (hay algún pase en otros idiomas) una historia sobre los faraones egipcios a la vez que se van iluminando las pirámides y la esfinge con luces de diferentes colores.

Todo este juego de luces, oscuridad, voces y música crea un ambiente fantástico y épico. Es una turista, lo admito, pero me gustó estar allí con mi madre y mis hermanitos.

Al salir del recinto nos dimos cuenta de que había mantas para taparse a disposición de la gente… demasiado tarde, ya nos habíamos congelado…

Cogimos un taxi y nos fuimos a un restaurante, al lado del hotel. Era el mismo restaurante que habíamos cenado el día de nuestra llegada.

Allí estuvimos en una mesa, cenando pizza, viendo un partido de fútbol y fumando shisha con Ibrahim. Nuestra adaptación a Egipto era ya un hecho consumado.

Esa noche nos fuimos a dormir, nuevamente destrozados por el intenso día de visitas, pero felices de estar en Egipto.

¿Cómo visitar las pirámides de Egipto por libre?

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Paseando por las pirámides a nuestro aire, ambientazo!

Hoy era nuestro último día en El Cairo. Disponíamos de toda la mañana libre ya que nuestro vuelo con destino Luxor salía a las 16:40 de la tarde.

Decidimos hacer una visita de las pirámides a nuestro aire, así que salimos de nuestro hotel y nos pusimos a caminar. Llegamos en poco menos de 20 minutos.

Antes de entrar en el recinto de las pirámides, nos metimos en el hotel Mena House. Este establecimiento es toda una institución en El Cairo.

Alex y yo estuvimos en este hotel en nuestro primer viaje a Egipto y nos impresionó mucho porque ves las pirámides desde la piscina del hotel… es como si formasen parte del jardín del hotel… Pero no solo la ubicación es increíble, a tiro de piedra de las pirámides, sino que conserva un encanto colonial muy bonito.

Es el hotel con más solera de la ciudad y allí se han alojado personajes históricos y famosos como; El Rey Jorge V y la reina María de Inglaterra, el Rey Faruk de Egipto, Sir Arthur Conan Doyle, Agatha Christie, Charles Chaplin, Frank Sinatra, etc.

A mi madre le interesaba cotillear un poco porque varias amigas suyas se habían alojado allí y le habían dicho que era fantástico.

Llegamos a la entrada del recinto de las pirámides y entre la muchedumbre que se amontonaba allí compramos las entradas.

Eran todo gente local, debían ser casi las 12:00 y las hordas de turistas ya habían pasado por allí aquel día…

Estuvimos un par de horas deambulando por las pirámides, empapándonos del ambiente. Éramos los únicos occidentales a aquellas horas.

Estaba lleno de gente local, niños jugando, familias subidas a las pirámides haciendo un picnic, jóvenes en bicicleta, camelleros, era un ambiente festivo.

No había tampoco vendedores ambulantes, lo que se agradece mucho. Si calesas peligrosas rondando por allí, entre la gente.

Me gustó mucho ver como todo aquel recinto arqueológico cobraba vida cuando se iban los turistas.

Me pareció vivir otro momento “auténtico” cairota, fuera de lo establecido en los programas turísticos.

Estuvimos interactuando con los niños, les preguntamos sobre “Salah”, el crack del fútbol egipcio, que en esos momentos jugaba en el Liverpool y obviamente todos lo conocían.

Cuando les decíamos que éramos de Barcelona, todos nos responden nombrando a Messi y Cristiano Ronaldo… el fútbol es hoy en día un lazo de comunicación fantástico entre diferentes culturas y diferentes generaciones…

Otra cosa muy graciosa fue que mucha gente quería hacerse fotos con nosotros, sobre todo con Reyes.

Supongo que nos ven extraños y exóticos con nuestra tez de piel tan clara, los ojos azules y el pelo rubio de mi hermana, les impresionaba… Ya me había pasado esto en mi viaje a Japón e India, pero aquí, en El Cairo fue exagerado.

Estuvimos haciéndonos nuevamente fotos con las pirámides, sin las prisas de Gabriel. Conseguimos algunas divertidas, jugando con los ángulos.

A Alex y a mi nos gusta hacer un poco el idiota y grabarnos haciendo tonterías allá donde vamos, y aquí tuvimos la ocasión de hacerlo con este escenario tan espectacular de fondo.

Cuando tuvimos suficiente, volvimos caminando tranquilamente al hotel. Allí nos estaba esperando Ibrahim para llevarnos al aeropuerto, donde teníamos que tomar el vuelo con destino a Luxor.

En el trayecto al aeropuerto pudimos ver un poco más de la fisonomía de la ciudad; edificios de pisos sin terminar, la mayoría, algunas zonas residenciales con casas con jardín por 120.000 €, y varios centros comerciales grandes.

Parece que poco a poco se va adoptando el modo de vida capitalista en todo el mundo… la globalización lo contaminará todo tarde o pronto…

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Alex con uno de sus jumps!